Verdades que nos rodean.
Es cómodo vivir en la sociedad que vivimos. Siempre y cuando cierres los ojos a las injusticias, basadas todas ellas en una falsa igualdad.
Incluso puedes vivir con la esperanza en que todo quedará resuelto. Ahí me da lo mismo que sea el mesiánico advenimiento de la revolución social o el discurso salvífico de los novísimos católicos. La escatología nos nubla el presente.
La sociedad que vivimos nos obliga a dirigir la mirada hacia un feliz 《ir tirando》 y una farsa de la renovación del contrato social cada vez que hay elecciones.
Nos han educado a que el responsable es otro.
Urge mirar al presente. Reconocer las desigualdades. Desenmascararlas. Tratar a todos como iguales. Hacer el vacío a la injusticia. Responsabilizarse de uno mismo y respetuosamente de los demás.
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